50 años del GOLPE | Poemas del exilio

«Esta “internacionalización” -que no se dio solo en el ámbito de la poesía- sumada a la mayor prosperidad de gran parte de los países que acogieron a los desterrados, ha hecho que muchos hayan hablado -cínicamente- del exilio como de “la beca Pinochet”. Estos aspectos favorables, sin embargo, no quitan lo despótico y cruel de la medida, que significaba no solo abandonar forzadamente (y muchas veces después de golpizas o sesiones de tortura) el país y los proyectos personales de vida, sino también el sueño de una sociedad mejor.»

Según las cifras entregadas por la Comisión Chilena de Derechos Humanos, el número total de exiliados y exiliadas durante la dictadura mafiosa encabezada por Augusto Pinochet y secundada por civiles -sí, viles- ascendió a más de doscientas mil personas. Dentro de esa cifra se cuentan numerosos poetas que -obligados a partir- se llevaron consigo una parte de nuestra tradición literaria, la que repentinamente se vio enfrentada, como sus autores y autoras, a nuevas culturas, idiomas y estilos, circunstancia que tuvo como consecuencia una inesperada ampliación del campo poético nacional, así como la conexión con escritores de otros países. Esta “internacionalización” -que no se dio solo en el ámbito de la poesía- sumada a la mayor prosperidad de gran parte de los países que acogieron a los desterrados, ha hecho que muchos hayan hablado -cínicamente- del exilio como de “la beca Pinochet”. Estos aspectos favorables, sin embargo, no quitan lo despótico y cruel de la medida, que significaba no solo abandonar forzadamente (y muchas veces después de golpizas o sesiones de tortura) el país y los proyectos personales de vida, sino también el sueño de una sociedad mejor. La disposición, recordemos, no tenía fecha de expiración, por lo que su levantamiento dependía exclusivamente del régimen, es decir, el regreso de las personas exiliadas se hallaba bajo los designios de Pinochet y sus socios de una derecha chilena que -a la fecha- ha cambiado muy poco (y no podría asegurar que para mejor).

 

En el escenario recién descrito, los temas que surgen de la poesía chilena del exilio –que fue registrada en revistas como Araucaria de Chile, Literatura chilena en el exilio o LAR- están marcados, en general, por la nostalgia por el país perdido, sus paisajes, los parientes, los amigos, los amores y el proyecto político aniquilado por la armas, así como por la compleja adaptación a las nuevas sociedades y el deseo siempre presente de tener el derecho de volver a la patria, de borrar la letra L de los pasaportes, ante una pena de extrañamiento que, en muchos casos, fue superior a los diez años, incluyendo también a quienes no volvieron porque murieron en el exilio -como Julio Moncada- o aquellos que decidieron quedarse en el extranjero. Hay nostalgia en los versos de la diáspora chilena, como se dijo, pero también hay rabia y sufrimiento. Eso no quita, por cierto, la presencia del humor y la ironía, principalmente ante textos de corte más bien antipoético o al menos donde la lírica -que en los años sesenta se hallaba en franca retirada- no tiene un rol protagónico. Al respecto, podemos citar el poema “Espera” de Eduardo Carraco, donde el autor señala que: “Desde el 11 de setiembre / de 1973 / estoy parado / en la esquina de Saint-Michel / con Saint-Germain / esperando que pase la Pila-Cementerio.” 

 

El cosmopolita narrador gringo John Dos Passos -autor de la magnífica novela Manhattan Transfer– indicó alguna vez lo siguiente: “Podéis arrancar al hombre de su país, pero no podéis arrancar el país del corazón del hombre”, máxima que se puede apreciar nítidamente en la breve selección de poemas del exilio que se presenta a continuación.

 

 

Selección de Textos

 

 

OMAR LARA / (Nohualhue, 1941-Concepción, 2021)

 

HE ENCONTRADO UNA MUCHACHA EN LA CALLE

 

      He encontrado una muchacha en la calle

La conocí

            hace tiempo

en un lejano país.

Recordamos que pudimos habernos amado.

En ese tiempo.

 

(Hoy en esas ciudades 

en que un día vivimos

crecen muertos y una historia se hace silencio).

 

Hemos cortado ramas de un arbusto

es como el cedrón

y de nuevo nos abandonamos a aquel tiempo

en que pudimos habernos amado.

 

Ese tiempo.

 

 

EN UN TREN YUGOESLAVO

 

1

 

      A mi lado hablan los hombres,

dulces y agredidos,

fumamos y el humo nos une,

no entiendo qué dicen

pero cruzan las manos

en un gesto

que me es familiar.

 

2

 

Durante varias horas nos ha acompañado

un pequeño río

de grises y duras aguas.

Quisiera preguntar cómo se llama,

¿cómo se llama ese río?

sonríen,

cómo se llama ese río,

sonríen,

este río se llama Sonrisa.

No hubiese podido irme sin saber su nombre.

 

De: Fugar con juego, Madrid, Editorial LAR, 1984 

 

 

 

EDUARDO CARRASCO / (Santiago, 1940)

 

ESPERA

 

Desde el 11 de setiembre

de 1973

estoy parado

en la esquina de Saint-Michel

con Saint-Germain

esperando que pase la Pila-Cementerio.

 

De: Araucaria de Chile N°8 – Madrid, 1979

 

 

 

ALICIA SALINAS / (Lautaro, 1954)

 

TOMADOS DE LA MANO

 

El país donde viví́,

tuve hijos,

y aprendí́ una lengua

que no he vuelto a pronunciar.

 

Tenía cupulas con estrellas de zafiros. 

Maternidades,

donde doblaban a las guaguas

para que el frio no arremetiera

en sus cuerpos de niños.

 

-Nosotros envolvíamos los propios para no desmembrarnos- 

Así́ podíamos caminar por la nieve tomados de las manos.

Nada era de uno, solo la sangre que corría por las venas de los pequeños.

 

Las tardes en que borrábamos la nostalgia a manotazos, 

cubríamos con pañuelos y pieles sus cuellos, y nos deslizábamos en trineos

-sin medir las consecuencias-

 

 

EN MEDIO DEL JARDÍN

 

Cortaron el árbol de damascos imperiales del jardín de la casa. 

Lo cambiaron por un mísero rosal.

Nuestros hijos creían que el cielo quedaba en su copa.

 

Nadie se sube a un rosal.

Las abejas que tomaban por asalto la miel de los damascos que 

maduraban antes -como nosotras- hoy prefieren el jardín vecino.

Han muerto dos de mis hermanos, mi madre y mi padre. 

Y aquel árbol que crecía en medio del jardín.

 

Ya nadie nos visita. / Se han ido casi todos. / No hay damascos para mermelada.

Cuando los militares andaban disparando en la ciudad (se acribillaba sin misericordia)

Subía por el tronco hasta su copa,

cuidando de no pasar por sobre los capullos.

Desde ahí́ podías oír disparos, bocinazos y lamentos.

Solo los militares y los sentenciados a muerte deambulaban por las calles. 

Ese fue el inicio de mi vida clandestina.

 

En clandestinidad uno debe volver a bautizarse.

Sin cura ni agua bautismal.

Mi madre esperaba a diciembre para comprar azúcar.

En una caja de lata guardaba billetes amarrados con hilo grueso.

Con hijos presos o exiliados no siempre los ocupó en mermelada.

Hoy hemos vuelto a llamarnos como antes.

Y en medio del jardín.

Trepan por las ramas del damasco inexistente, un par de muchachas, parecidas a nosotras.

 

De: Última esperanza, Eutopía, 2015

 

 

 

GONZALO MILLÁN
 

HOCKEY
 

La muerte canadiense
se desliza hacia mí,
rauda sobre el hielo
como un jugador de hockey
esgrimiendo
su guadaña de palo.
Yo no sé ni patinar,
yo juego fútbol, le digo.
 
 
De: Entre la lluvia y el arcoíris, Antología de jóvenes poetas chilenos

Soledad Bianchi (editora) – Ediciones del Instituto para el Nuevo Chile, Rotterdam, 1983.
 

 

 

JAVIER CAMPOS / (Santiago, 1947)

 

LA CIUDAD EN LLAMAS (Fragmento)

 

En las hogueras de las montañas de Utah

Una vez escribí una larga historia

Te la envié a una dirección que ya no existía

Me la regresaron por el correo muchos años después

Decía el sobre que tu casa había desaparecido 

Que tú no aparecías en los libros de esa ciudad dormida

Si la hubieras recibido

Habrías visto que el espejo secreto que iba adentro

Reflejaba a un hombre apoyado en una ventana

Contemplando una ciudad olvidada

En las hogueras de las montañas de Utah

 

De: La ciudad en llamas, Ediciones LAR, Concepción, 1986

 

 

 

JAIME GIORDANO / (Concepción, 1937)

 

ERES LEYENDA (fragmento)

 

Me quitaste el aire

me quitaste el alma

me quitaste el corazón, tus ojos

el canto de tu piel me quitaste

me quitaste el rocío

el amor, tu pelo

Esas sonrisas que me quitaste

se van en el perfume de ti que

minuto tras minuto

se apaga entre las sábanas

Me quitaste tu sombra, tu regazo

me quitaste el viento de tus párpados

la música

Los libros se humedecen, sea apolillan

Todo me fue quitado de repente

Me quitaste el pan de la boca

el vino cayó al piso

las ollas quedaron frías de viejos tallarines

hasta el olor del humo me quistaste

y mi boca se reseca de ese tabaco impuro

Todo el dolido amor se me pega al cuerpo

sujetándose apenas de mí

Me quitaste tu canto, mi sonrisa

y después de la vida

me quitaste mi país, mi país, mi país

 

De: Eres leyenda, Editorial el Maitén, Nueva York, 1981

 

 

 

CECILIA VICUÑA / (Santiago, 1948)

 

GOLPES, NADA MÁS

 

Si en un tiempo las palabras tuvieron

acepciones relativamente limitadas

o circunscritas a una región original

de ideas o conceptos

que estaban destinados a movilizar

con el tiempo se fueron llenando

de asuntos y connotaciones

que la historia les puso encima

como un agregado fatal,

por ejemplo, la palabra GOLPE

si alguna vez fue un golpe

ya sea de puño

o de alguna cosa que cae

o golpe de gracia

o golpe de suerte

o golpe de luz

de un tiempo a esta parte

un golpe es una cuestión nacional

que afecta todo el estado

de las cosas y las personas

un golpe le cuesta a todos por igual

ya sea para bien o para mal

y en todo caso está lejos de ser

un golpe nada más.

 

De: Araucaria de Chile N°14 – Madrid, 1981

 

 

 

EDUARDO EMBRY / (Valparaíso, 1938)

 

EXILIO

 

A Jorge y Nelson Osorio Tejeda

 

En este país

hay otro país

que contiene al país

donde vivía alguien

que ya no vive en su país

sino en este país

que contiene a otro país

que a la vez contiene a ese país

donde hay otro país

donde vivía alguien

que ya no vive en aquel país

que contiene a otro país

sino en este país

donde hay otro país

que a la vez contiene al país

donde vivía alguien

que ya no vive

en este país:

En tiempos isabelinos

las casas tenían puertas más chicas.

 

De: Araucaria de Chile N°8 – Madrid, 1979

 

 

 

JULIO MONCADA / (Santiago, 1919 – París, 1983)
 

 

DESDE LARGAMENTE LEJOS

 

Hermana mía, hermana, te sueño, te reveo

sobre la bruma de Santiago, dulce

tejedora de sueños imposibles, hermana única.

Te beso desde París con nieve, desde un París

que cada día es menos y me pregunto por ti

mientras hablamos, 

ellos y yo, de cosas que se quedan aisladas,

imperceptiblemente lejos, tórridamente lejos,

-por ejemplo, el verano-

y mientras ellos y yo charlamos desvaídamente

veo tus trenzas de los doce años y el jardín en la sombra

veo, mientras charlamos al lado de la taza de té,

el rumor de las aguas del arroyo, la salvia

creciendo, y tú mirando unas piedrecillas

rojas como la sangre. Veo tu siempreviva,

desmadejarse en manos de mamá, los tejidos

mientras charlamos, los tejidos de la habitación

de los muebles oscuros y te veo, te veo aún

acariciando el gato negro sin pena ni sonrisa,

como mirando un porvenir.

 

Ahora te lo digo, aunque no es aún tarde,

buenos días hermana, buen sol, todavía el otoño

resplandece de pronto, todavía

respiro sobre el dorso de tu mano y te beso

largamente desde un París, que cada día es menos.

 

De: Araucaria de Chile N°24 – Madrid, 1983

 

 

 

NAÍN NÓMEZ / (Talca, 1944)

 

VISITAS DE MI MADRE I

 

La primera vez viniste en primavera

vivíamos en la casa de tres pisos

con manuel y la carmen

francisco no había nacido todavía

y los italianos cosechaban las uvas

de los patios traseros

dejando acidarse el aire con ese fermento

repugnante de los vinos de Ontario

 

tú te maravillabas de la suavidad esponjosa

de los quesos de Holanda

del calor que te aplastaba al porche

y al zumbido de abejas enfiestadas con las flores

tejías incansable esas chalecas coloridas

que a Sebastián le fastidiaba ponerse

(tan gringo él que prefería un cortavientos liviano)

y rumoreabas con el viento tu lenguaje de palabras inmóviles

y gestos hieráticos

mientras en la zona oscura de nuestra conciencia

volvía una y otra vez al horroroso país

de donde no quisimos salir nunca

 

VISITAS DE MI MADRE III (fragmento)

 

te pusiste a hilar la casa

a tejernos los suéteres que se nos agolpaban

en los brazos y a rumiar la nostalgia 

mientras la nieve se anunciaba

con su golpe de harina enrojecida

 

no nos dejamos de querer ni de odiar 

con tu visita

pero Toronto tomó un tono maulino

y las esquinas del lago Ontario

se abrieron como si fueran el golfo de reloncaví

 

fuiste de choping con nosotros

aprendiste a comprar el pan de plástico

estampillas al turco de la esquina

y uno que otro embeleco en el gudwill

para mandar a chile

 

en las tardes te envolvías con las habitaciones

para escapar del frío

y mirabas la televisión con el entusiasmo

de quien sorprende palabra escondidas

prefiriendo al final las comedias histriónicas

pero en lengua española

que te daba marzialli

 

de tu visita cada vez más antigua

nos fue quedando

una planta de menta en su maceta

un cúmulo de ropas inservibles

ese aire que va y viene

esa sensación por los huesos nevados

esta lluvia que cae hace diez años

 

De: Países como puentes levadizos, Ediciones Manieristas, Santiago, 1986

 

 

 

JUAN ARMANDO EPPLE / (Osorno, 1946)


 
PASAPORTE
 

Nosotros, turistas que oficiamos
esa pasión un poco vergonzante
pero pasión al fin: la sobrevida
tránsfugas orgullosos del lenguaje de la tribu,
esa vieja moneda que cambiamos de mano
o dejamos escondida
cuando vamos sin prisa por las calles
olemos en el aire el anuncio de otra primavera
y como las palomas, trotamos hasta el parque
para hojear con pericia los últimos periódicos
y en otro idioma que apenas entendemos
(mientras los niños juegan al idilio o a la guerra)
buscamos noticias de un país que cada vez se aleja
hacia las últimas páginas.
Entonces regresamos a la casa
con un poco de frío en las mejillas.

 
 
NOTICIAS DEL FUTBOL


 
Me escriben mis amigos desde Chile:
los tiempos vienen malos, pero nos sostenemos.
Nuestro equipo se afirma lentamente
escala posiciones
pese a algunos reveses, hay moral combativa
(la Copa Libertadores será nuestra).
En el Estadio Nacional, luego del gol de Ahumada

nuestra hinchada gritaba

venceremos.

 

De: Entre la lluvia y el arcoíris, Antología de jóvenes poetas chilenos

Soledad Bianchi (editora), Ediciones del Instituto para el Nuevo Chile, Rotterdam, 1983.

 

 

 

MAURICIO REDOLÉS / (Santiago, 1953)

 

DECRETO CON FUERZA DE EXILIO

Imitación Alfonso Alcalde

 

Aquellos Aquellas

que salieron con un nudo de carne

por corbata

enfundados en apurados y urgentes trajes

alumbrados

mirando

por la ventanilla del bus avión tren barco

o cualquier carromato aquellos y aquellas

que saltaron la verja diplomática con excelente cueva

o bien que postularon el 504

fueron expulsados

o consiguieron beca

o contrato de trabajo

o el partido los mandó a otras tareas

y miraron por última vez

con necesaria nostalgia

una brizna de pasto

un copo de nieve a miles de metros

una ola que revienta feroz y milenaria

y así murieron un poco

silenciosamente

a esa hora.

O esos Otros u Otras

que supieron por las informaciones de mediodía

o en un periódico vespertino

entre avisos de objetos perdidos defunciones y pronósticos del tiempo

que las calles de Santiago

estaban hechas una epilepsia de balazos

y quisieron volver

pasándose la mano nerviosamente por el cabello

pero ya era demasiado tarde.

 

Esos Chilenos y Chilenas

que llegaron a extraña tierra o continente

en donde otras fueron las horas

otros los ardores que amaron

otras las calles que desandaron

otros los hijos que procrearon y que hoy

en otro idioma piden las mismas cosas.

 

Aquellos que en Costa Rica

                              Australia

                              o Unión Soviética

cocinaron empanadas recolectando fondos por la causa

tocaron la guitarra por la causa

intervinieron en extraño idioma por la causa

recibieron al que llegaba del país por la causa

enseñaron español a los hijos por la causa

o también lo enseñaron a alguna extranjera más o menos

por la causa y otras cosas.

 

Aquellos Chilenos

            que con sus Chilenas y Chilenitos

se arrimaron a otra curvatura del planeta

durmiendo cuando su horario era de día

y levantándose cuando su original país estaba durmiendo

esas Chilensis Familiae

que reciban cada semana con emoción la carta de la abuela

la cual habla de las primeras uvas del parrón

el último achaque

o algunas otras cosas entrelíneas.

 

Y esos Otros u Otras

que como aves dejaron el país

dueños solamente de sus patas y su buche

más cuatro o cinco plumas personales

y afuera

cabalgaron otro sudor distinto al de su sábado

y fueron otros ojos otra boca otro pecho el que besaron

y fueron otros chistes los que hicieron luego de hacer el amor o la nostalgia

y construyeron nidos y tuvieron hijos

que bautizaron Salvador seguramente

            Pablo Marta Víctor

y que hoy en otra lengua almuerzo y tacto

hacen su vida.

 

Aquellas y Aquellos

de helados pies recién llegados

que se transformaron en activistas

con diapositivas del Estadio Nacional y La Moneda humeante

más un charango errante

los que hicieron poemas y mítines

los que en Asia u Oceanía pusieron guion al final de cada frase

los que en Austria integraron la Clase Obrera junto a turcos griegos y otros emigrantes

los que cantaron en alguna estación del metro

en Londres París o Estocolmo

los que se botaron en huelga de hambre en Liverpool

o en Irlanda encontraron un lejano pariente de O´higgins

los que desfilaron en Washington

los que promovieron Quilapayún en Argelia

los que no menciona esta tendencia de poema

los que vendieron libros en Guayaquil

o en Cuba perdieron el acento

            se hicieron magos en Ontario

            criaron cerdos en una Yankee Farm

            o pololearon con una canuta en Buenos Aires.

 

Todos esos 

que se dedicaron a los más variados oficios

que tuvieron las más extrañas actitudes

que su sibarita o calentona época de cuando en vez tuvieron 

sin pasar a mayores

ni a distintas situaciones

como las meditaciones revolucionarias y otras boludeces.

 

Todos esos

que aprendieron idiomas útiles o inútiles

que encendieron Radio Moscú o Berlín Internacional

renovando diariamente el diariamente el cordón umbilical luego de trashumar

esos

que agarraron con mina o mino el descueve

pero

por sobre todo 

mantuvieron en el bolsillo

una anónima moneda chilena

un poema de Neruda

una foto de alguien muy querido

y la militancia en el Partido

pagando sus cotizaciones

                        en francos

                        dólares

                        rublos

                        coronas

                        liras

                        marcos

                        bolívares

                        pesos pesetas

                        o libras esterlinas.

 

Aquellas o aquellos

que arrugas y canas y cansancio le nacieron

a la par que la edad se les alargaba

o bien esos otros u otras

que salieron siendo inocentes de su propia inocencia

y hoy solo recuerdan dos o tres cosas sustantivas

sorprendiéndoles afuera de su origen o crisol

el crecimiento de senos o bigotes tal vez

esos aún más pequeños

que salieron siendo fetos o fueron

made in en el extranjero

también

con todos sus accidentes de tiempo transcurrido.

Todos esos

están llamados a volver           Ahora

urgidos a volver            Ahora

demandados a volver   Ahora

voceados

requeridos

claveteados

amarrados

y remachados a volver

 

HOY DIA MISMO

por la firmeza de sus dientes o deseos tienen que volver

son urgentemente necesitados por la Cordillera

            de Los Andes y/o el Océano Pacífico

deben contemplar siquiera

la geografía de su matriz compadre

usar lo mineral de la palabra

tienen un lugar

junto a la mujer cuyo hombre

desde hace tres o cuatro años

es una fotografía

de Los Andes y/o el Océano Pacífico

un aroma que todo lo revuelve

una flor

un recuerdo combativo

tienen un lugar

junto a la espalda apaleada de

Basualto Ramírez Fuenzalida Mora y Murúa

tienen un lugar

con Curapil luego de la cárcel y la tortura cantando en una peña

un lugar a la salida de la fábrica

con Saavedra hablando alto rojo y transpirando

tienen un espacio

para también utilizarlo contra los dueños del país

desde un septiembre que nunca será septiembre

por la cantidad de arañas que subieron por los brazos de la patria

están llamados

a fortalecer sus huesos

reedificar sus sonrisas

tomarse de las manos

y como el agua que sube a hacerse nube

volver a la tierra

            hechos lluvia torrencial

                        barriendo todo

                                    absolutamente todo.

 

(Publicado originalmente bajo el pseudónimo Ricardo Hueñi)

DE: Araucaria de Chile N°8 – Madrid, 1979 

 

 

 

 

 

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