LA POESÍA
Ese género
Que nos decían es para expresarse
¿de qué estamos hablando
Con todas esas canciones, videos
Las posteadas en el Facebook en Twitter
En las así llamadas redes sociales?
Con todas las resmas, perdonando la imagen anticuada
De papel con afirmaciones humanistas
En un momento (nos carga el vocablo tiempo)
En que se reiteran los buenos propósitos y sentimientos
Con los que en general estamos de acuerdo
Pero que parecen que no llevan a ninguna parte
Si no es por los contactos
Los partidos
La red de amistades y conocidos
Que permiten llegar a algún encuentro internacional
Ojalá prestigioso
En que más o menos se dicen las mismas cosas
Pero en que a la postre
Se conoce gente, se toma se conversa
A veces gente del uno
Pero de ahí para dónde vamos
Es que a lo mejor estamos pegados en una imagen romanticona
Suponer un más allá para este quehacer
Es casi ridículo
Pero una voz nos dice
A lo mejor esa chiquilla, la poesía
dice
“a ver cabros, o cabras
Echémosle pa delante porque patrás no cunde”
Y en una de estas
y no creo que deba editar esto antes de ponerlo
en estas circunstancias
Porque prometo que esto no lo voy a publicar
Es que estoy con unos tragos
LA ÚLTIMA DE TINTO
Lo juro
Que se fue en dos horitas
y seis puchos
aunque oficialmente no fumo
Pero
Por mi madre y mi abuela que en paz descansen
es la última minifarra
Privada
quizás la penúltima
Para mi cumpleaños
Que se avecina
va a ser la definitiva
Después vendrán las caminatas
el pescado y el tofu
Me embarga la vergüenza
de sacar mis trapitos al sol
Si la poesía no sirve para esto
mejor me jubilo de veras
DE LA RISA Y LA SANGRE
Eran otros tiempos
Otra ciudad
la de diarios matutinos con espacios en blanco
por los recortes a última hora
que ordenaban los militares
Desaparecían los periodistas
junto a sus reportajes
Pero la gente se contaba en las fiestas
chistes sobre el pinocho
Le imitaba esa voz gangosa
tan chilena
Aunque los comentaristas radiales
fueran hechos callar para siempre
y sus comentarios reemplazados
por el hit más a la moda
Otro continente, claro
Los espacios y sujetos
han cambiado
pero el humor puede seguir siendo
arma de combate
sinó pregúntenselo a Parra
Eso sí
Van a tener que andarse con cuidado
No sea que la interpretación torcida
de algún libro sagrado
O algún oficial de civil
o de uniforme
—ya más al viejo estilo—
Encarnando al poder que sea
Los borre de esta tira cómica
Del mundo
LA VIDA EN SUEÑO
Me despierto
A lo mejor no
La veo sentada al borde la cama
Me dice
“mira Jorge
Ya sé que soy conmovedora
y ando siempre ocupada
Pero no invoques mi Santo Nombre en vano
Para sacarle el poto a la jeringa”
LEYENDO A RIMBAUD
Hay un poema en las iluminaciones
No lo voy a consultar textual
aunque debe estar en la red
se llama en español Oración de la tarde
Al final el poeta sale a mear
Y hay unos heliotropos
En otro del mismo libro
Arturo empieza a hacer un inventario poético de flores
al final se cabrea
y manda al lector a buscarlos en el libro
De un especialista
en flores y plantas
Lo cotidiano empapa la poesía
Terminar un poema es una lata
ANTES
En los albores humanos
de la especie que se abría en abanicos
esos homínidos que nos dieron lugar
No había fronteras
sólo accidentes naturales, las hordas
llevaban de valle a montaña
de estrecho y planicie a mar a continente
su fuego su cultura que empezaba a balbucear
Quizás ahora estemos
en una Manvantara que se inicia
o que termina
Las fronteras que resultan de las anécdotas del poder
de milenios
de invasiones guerras colonizaciones saqueos
se ven perforadas
por multitudes otra vez desplazadas
por los cuatro ámbitos del globo
Con sus escasas pertenencias
o solo con su vida y su familia
Por un mundo que unen redes comerciales
rutas marítimas y áreas
redes virtuales
carreteras que a veces atraviesan continentes
Esos grupos se desplazan por arterias
de metal y concreto
El poeta me dijo el otro día
“Jorge, no sé si debamos lamentar
o celebrar la globalización que le dicen
cada letra se baña en sangre
pero en lo recóndito
Me atrevo a decirte
Titila una luz”
A lo mejor en una de éstas
y pese a todo el sufrimiento
los caudales humanos
que se cuelan por las cercas fronterizas
puede que sean la semilla de un futuro
Un poco la calma de la mar
después del tifón
Un mundo hermano
Sin fronteras.
LALGARABÍA
alborotaría
la urbana demografía
de bocinazos cacerolazos
permearía las ventanas de los cubículos
más altos a los retículos de corazones mentales
desataría en esa alborada algarada multivoces
multícaras que se solucionan resuelven
gesticulantes en puños fogatas
buenas y de las otras aclaremos las que prenden barricadas
de madera chatarra heroica que ardeparriba
metafóricamente no pabajo idem el fuego cizaña malo de vándalos
dicho sea de paso pueblo bárbaro—de “bar bar” como los griegos le decían a esa otra gente que hablaba algo que les sonaba como eso—de los pulentos vándalos que en el siglo V les daban dolores de cabeza—testa—a los romanos
ahora bien según la Wiki “la palabra vándalo se utiliza para hacer referencia a una persona o un grupo de personas que actúan de la misma manera, organizadamente o no, para destruir, robar, saquear y violentar propiedades privadas, etc.”
pero como decía esa chiquilla dirigente estudiantil en una laaaarga entrevista muy reciente que la gente quemaba todo a fines del año 2019 pero no tocaba ni a las escuelas ni a los bomberos
entonces está esa cosa del instinto de las masas del pelao Lenín, aunque de conciencia política na que ver parece aunque hay unas semillitas básicamente a nivel comunal
pero volvamos
La algarabía que nos llega a la terraza del edificio que quizás no aguante el último pencazo avecinable del terremoto que venga
algazara a los pájaros, gaviotas, palomas, humildes zorzales que se apersonan a la terraza del edificio
porque adivinan avizoran en algunos hilos o filamentos de ese vasto tejido polícromo sonoro las hebras de la REVOLUCIÓN.
PERSECUTORIA
Me he cambiado de ropa y de ciudad y yano camino por la calle a las mismas horas ni duermo todas las noches. Alteré desde mis hábitos alimenticios hasta el diámetro de mi cintura. Ya no persigo ningún tipo de pájaro fantástico con los ojos enrojecidos, el cerebro achicharrándoseme adentro del cráneo (grueso) mientras la fiebre cubre mi frente de un agua caliente y salada.
Enhorabuena, enhorabuena. Esas son las voces de los más sensatos que sin necesidad de comunicarse, de recibir ningún mensaje, ahora salen a la puerta de sus casas modestas pero bien cuidadas a saludar mi paso de réprobo arrepentido.
En algún lugar de estas vastedades, unos batracios, al menos eso parecen en medio de las sombras que los cobijan aún de día, ya que evitan el comercio con la luz y hurtan la cara, aún deciden entregarse a veces a urdir y desurdir negros ovillos de lana sucia. Tienen la vana esperanza de que sus maquinaciones inmundas, de dedos sarmentosas y narices chorreantes, que tosen todas las toses, tengan el poder de volar hasta mí con sus blandas alas pesadas, purulentas.
Hemos de esperar su aniquilamiento súbito, quizás cuanto todo el globo perezca consumido por el fuego, aunque sea mental. Cuando la vieja cáscara se separe del limpio y liso hueso, que brillará entonces como de mármol incandescente anunciando a los nuevos hijos de los hombres el nacimiento de una al fin definitiva pureza.
Una solución así de extrema sería la única que podría aventarlos de la tierra pero mientras cavémonos más blandas y seguras cavernas en la Madre Tierra para evitar sus ojos
O si nó perdámonos en el laberinto de las modernas megápolis, contribuyamos a su complicación (por ejemplo con estas palabras)
Vistámonos como los demás y salgamos a sus horas
Así no sabrán a quien seguir
Sólo sus turbios pensamientos nos inquietarán levemente cuanto nos entregamos a buenos sueños, poblados de jóvenes mujeres desnudas, de cielos abiertos y animales dóciles.
LA YOLI
La Yolanda Pizarro Nómez, la Yoli, debía haberse llamado Nehme sino fuera por el funcionario que le escribió el nombre a su abuelo cuando llegó a Chile del Líbano—les decían turcos porque en esos tiempos del imperio otomano etc. y no vamos a entrar en esos acápites históricos—los lectores se van a tener que quedar pillos en esto
Se mete al MIR por ahí a comienzos de los 70 y después del golpe anda como pantalla con los líderes y por otro lado se las arregla para seducir a un milico oficial secretario de la junta, me pasa los teléfonos de los Cuatro Generales y yo a mi vez se los doy a una niña de la resistencia socialista en un traque falso en el Parque Forestal
La Yoli ocupa el lugar que le habían dado a su papá en la Vicaría para salir del país—él le dijo que se iba a para seguir resistiendo—estas cosas son privadas, claro, pero ella se murió en Chile y yo estoy afuera
Estuvo unos años en Irlanda trabajó con otros exilados chilenos en una fábrica pero no los dejaban tranquilos ni a sol ni a sombra, no querían que se fueran a meter con la Irish Republican Army, pero ni a misa, había también algunos troskos exilados y no les gustaba para nada esa cosa confesional católica que tenía la IRA
Entonces se vino a Canadá
Muy en borrador perdonen esos datos, pero me acuerdo que a fines de los sesenta o comienzos de los setenta tradujimos en el departamento de la Yoli en Nataniel con otro cumpa de la Escuela de Santiago unos textos cortos de Beckett para un número de la revista Orfeo que nunca se publicó
Mala onda llegó el golpe el exilio y esas cosas que se quedaron en el tintero, pero dada la situación en general, global, como se dice es mejor ahora que paremos aquí.
ESTADO DE COSAS
No ya de aeroplanos en bandada que incendian cultivos como carpetas de variados matices difuminan ríos en vapor cambian el perfil de las ciudades
Ni de ejércitos que como enjambres de hormigas atraviesan fronteras siegan hombres y jóvenes violan mujeres
Eso era antes—dijo—ya no habrá más masacres saqueos incendios alteración de bordes envenenamiento de cultivos incendio de selvas
Las ciudades podrán alzar sus rascacielos sin asco cristalizar sus centros desparramar sus periferias y medrar de los ríos mares de gente que llegan a sus puertas se agrupan en sus bordes
Las naciones podrán adorar a sus dioses multiplicarse en vastas armadas que nos darás sus órganos su fuerza de trabajo su poder adquisitivo—si lo tienen.
Esto es lo nuevo lo que viene. Dijo esa voz en sueños
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Jorge Etcheverry (1945). Poeta, novelista, traductor, profesor y un largo etcétera. A fines de los años 60 formó parte de la Escuela de Santiago, grupo de escritores que audazmente confeccionó una antología poética en la ya legendaria e imprescindble revista “Orfeo”. Esta selección se llamó: “33 nombres claves de la poesía chilena” y fue publicada en 1968, lo que produjo en ese momento discusión y polémica, pues excluyeron de ella a algunos autores de la poesía lárica. Claramente eran otros tiempos, donde aún se debatía sobre poesía y esta podía producir “escándalos”.
Este multifacético artista, como muchos otros se fue al exilio y vive hace muchos años en Canadá, donde ha seguido produciendo una vasta obra. Desde ese frío país del norte envió a El Mal Menor una muestra de sus poemas, de los cuales decidimos publicar algunos que, nos parecieron, podían dar cuenta de su trabajo y estilo literario.
En la selección –arbitraria– que hicimos, destacan algunos textos que nos hablan de la poesía y la personal visión que el hablante tiene de esta. También, incluimos otros con una mirada retrospectiva y, a la vez, anticipatoria del mundo que le ha tocado vivir a este poeta aún vigente.




