Poesía chilena actual | «El deseo de partir», nueve poemas de Cristian Rodríguez

UN DOMINGO CUALQUIERA DESDE LA VENTANA

 

El bosque guarda una sabiduría evidente, aunque repetitiva

enseñanzas tan distantes como ilegibles

sin relación alguna con el amor ni la verdad.

 

Los sabios y los místicos adoraban a estas presencias

yo también las he intuido en ciertas calles, ciertas avenidas

sin tener la fuerza como para seguir el hilo

la señal inequívoca

 

y así, pasan los años:

nada sucede, nada cambia

lo posible y lo imposible quedan en sus propios dominios

y el Edén persiste como un parque sin mantenimiento

donde niños y criminales bailan ante pequeñas fogatas

lejos de sus casas de buenas familias

 

 

18 DE OCTUBRE

 

Alguna vez pensé: “cuando llegue ese momento

en que la Historia toque a mi puerta

Cuando ese instante que tanto esperaba

se presente gloriosamente ante mí

no lo pensaré dos veces

y saldré a la calle con lo puesto

para unirme a la algarabía de mis hermanos

y caminar juntos

en un mismo trote desordenado y jubiloso”

 

Ahora que ellos avanzan

en largas filas por plazas y avenidas

mi puerta permanece silenciosa

y yo sigo aquí, esperando su señal

en el mismo sillón verde olivo

de mis treinta

y mis cuarenta

 

Aunque tomara la iniciativa

y saliera por mi cuenta

sólo vería espaldas

 

un mar de espaldas cada vez más grandes

más robustas

a medida que avanzo,

 

las palabras sueltas de un plan ininteligible,

las señales típicas de las sectas y las cofradías,

 

rostros y oídos cada vez más ensimismados,

 

el lado blanco del ojo

sin señales de reconocimiento

 

 

LA RENUNCIA

 

Llevo varias semanas tratando de presentar mi renuncia

la llevo de manera evidente, entre mis manos

a la vista de cualquiera:

de personas que me hablan sobre su propia vida

hasta que pasan las horas

y ya es imposible decirles nada al respecto

 

A pesar de mi férrea voluntad de dimitir

sigo asistiendo a las cenas de la empresa

donde, hay que decirlo,

la comida es buena y el vino es decente

 

y donde, la bondad y la alegría de mis colegas

—así como su amor excesivo por los más jóvenes—

no dan lugar a la verdad ni a sobresaltos

 

Su amabilidad supera a mi determinación.

Su cariño, a estas alturas, es como una cárcel

Debilita mi voluntad a tal punto

que si una de las jóvenes descubriera ese momento decisivo

—con esa intuición aterradora que tienen las mujeres—

 

y pusiera su mano sobre mi hombro

yo no mencionaría el asunto nunca más

y viviría con mi renuncia lista

aferrada en el fondo de mi bolsillo

 

 

MARCO AURELIO EN EL PRETORIO

 

Mientras escribía sus Meditaciones

Marco Aurelio aún era capaz

–bajo las carpas del Danubio,

rodeado por el trote de la caballería

y las armas de los soldados–

de rectificar su mundo interior

de entender la naturaleza de los hombres

y de guiar a padres e hijos

por la ancha senda de los maestros

 

Nosotros en cambio

–sin guerras a la vista,

hermosos y carismáticos,

y demasiado ansiosos por los lunes–

hacemos como que escribimos

todos están haciendo algo

y no podemos ser la excepción

 

 

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE MARZO

 

Hay algo amenazante

en la ambigüedad de estos días extraños

 

Una inminencia de preguntas difíciles

que no se alcanzan a formular

 

Se empuja un vaso hasta la orilla

infinitamente aburrido

sin saber qué hacer

 

Se arrojan palabras insensibles 

analizando sus respuestas

y las primeras dudas del personal

 

Y los amores de lejos:

esos planes que nacen

con la misma inconsciencia de los sueños

desenfundan su esperanza triste

contra el consenso insoportable de la época

 

Se podría vivir perfectamente, sin problemas,

arrellanado en la comodidad del yo:

en la incongruencia dolorosa

de ser uno mismo

 

pero uno siempre busca otro amor

y permanece inquieto entre la paz de los lirios

soñando con la posibilidad de una guerra

 

 

LÍMITES

 

Rayén

apenas puedo vivir entre dos lugares:

el adentro y el afuera

el hoy y el mañana

 

Quizás uno sólo

 

Jamás tres o cuatro

ni hablar de cinco o seis

 

El alma fue hecha para una sola tragedia 

La propia

 

No me pidas compasión por el dolor ajeno

ni lamentos por las grandes estepas

 

Si se sufre, se ha de sufrir en silencio

no se cura el dolor multiplicándolo

 

 

LEJANA E IMPERFECTA

 

Donatella, no sigas tu camino

quien más se acerca, más se aleja,

quien odia a la vida con ganas

la ama en secreto

 

Tu madurez no te asienta

 

Tu blusa blanca, tu cuerpo sinuoso,

esconden algo táctil y poco elegante

 

Aquí está tu nombre

tal como lo escribiste

Aquí está tu ropa

tal como lo dejaste

 

Ven, ríndete al misterio

reúne a tu belleza con tu descuido 

y escucha mi llamado desde el jardín 

No hay alegría como un amante sarnoso

ni emoción como dejar una vida buena 

 

Ven, ríndete al misterio

las fucsias se caen cuando no las miras

y el sol destruye las murallas

que ilumina con su aliento

 

Demora el instante de tu huida,

alarga tus días iguales

y dale más dudas que certezas

a esta cabeza sin sosiego

 

 

LA OTRA ORILLA

 

No siento amor o simpatía por nadie

sólo piedad

piedad por sus mares y sus hijos

por sus perros dejados a su suerte

 

La breve ventana del amor

no es más que el cambio de luces 

para el forastero

el fundamento del choque del navío

para el que todas las costas son extrañas

 

¡Cuántas lanzas rotas

por un abrazo ruinoso

de quien es incauto

y merecería morir mañana!

 

los amo

los odio 

 

¡qué más da!

 

Trastornos del afecto

Encandilamiento permanente 

entre el amor y el desprecio

 

 

PAISAJE CON MAR Y NIEBLA

 

Misticismo zafio de mares inconducentes

bruma implícita de pensamientos escorados

horizonte fijo de palabras indecentes

reflexión quieta de amores recordados

 

Amanecer triste de días consecuentes 

noches tibias de besos demorados

resaca fría de miradas indolentes

lluvias tersas de eneros olvidados

 

Misticismo zafio de mares inconducentes

rocas grises de sexos anudados

playa triste de aguas inclementes

niebla fina de océanos plateados

 

y en la esquina inferior 

un 

pescador

en 

la 

arena

 

 

 

 

_____________________

Cristián Rodríguez Büchner (Valdivia, 1985) ha publicado el libro de cuentos Lluvia de barro (2012), y los poemarios Caligrafía del insomnio (2017) y 19 poemas (2020). Los poemas seleccionados pertenecen a su libro El deseo de partir (Observatorio 19, Temuco, 2024), cuya sección inicial recoge los textos publicados en 19 poemas

 

 

Comentarios
Compartir: