Narrativa chilena actual | Situaciones (II)

«He pasado los días empuñando una cadena que me desollaba la mano, conteniendo el ataque furioso de una jauría de negras bestias innominadas.  He puesto dos monedas en mis ojos y he controlado el paso de la sangre por mi corazón. Por las noches los demonios me tentaban.»

VIRUS Y NIÑA

He vuelto a mirar de reojo su silueta desnuda. Nunca tuvo más sed el sediento que cuando temía contaminar con sus enfermedades la pureza del agua. Nunca tuvo menos sed el sediento al contemplar la pureza del agua al saberse portador de todas las enfermedades. Cuando ella me reprendía dulcemente por adivinar el deseo en mis ojos, yo lloraba mansa, suavemente, con un agotamiento, con una fiebre de dolor, deseando con fervor ser su perro. O sacrificar mi virilidad en el borde de esa fuente blanca del patio interior. He pasado los días empuñando una cadena que me desollaba la mano, conteniendo el ataque furioso de una jauría de negras bestias innominadas.  He puesto dos monedas en mis ojos y he controlado el paso de la sangre por mi corazón. Por las noches los demonios me tentaban. Algunas veces he custodiado mi cuerpo dormido al pie de los pilares, combatiendo esa fauna tentadora. Al amanecer, he purificado mi cuerpo con el agua de la fuente. De repente he despertado con los ojos llenos de lágrimas, entrada la mañana. Ella humedecía mi frente con el sólo contacto de sus manos. Ella me ha dicho "tienes fiebre".

 

ANFITRIÓN 

Le ofreció asiento, le dijo que se pusiera cómoda, y que volvía en unos instantes. Entró al baño y se miró en el espejo. Se arregló el escaso pelo canoso, se pasó la mano por los rasgos angulares. La bata entreabierta dejaba ver el pecho flaco, decorado por una pelambrera que lo enorgullecía pese a ser ahora casi blanca.  Él era de ese tipo de hombre, o mejor dicho de gente, que vestidos e inmersos en el vaivén cotidiano, son corrientes, casi insignificantes, pasan desapercibidos en la multitud que llena las calles, pero que en otras circunstancias y despojados de sus vestimentas, entre cuatro paredes, son totalmente diferentes, crecen, se despliegan, como una mariposa cuando sale triunfante de la oruga. Del baño, y con la bata más cerrada, pero no totalmente, se dirigió a la cocina del pequeño departamento, desde donde interpeló a la mujer, ofreciéndole café. Ella entretanto, y sin pedirle permiso, había cruzado las piernas, encendido un cigarrillo y comenzado a fumar.

 

INICIACIÓN

La Chabela en la noche del verano de 1947 y parece que gateo en el patio de la casa de Ñuñoa en la calle Hamburgo, tarde para un cabro tan chico, mis papás salieron, ella es mi niñera ocasional, entonces me lleva al jardín, se pone boca abajo sobre el pasto, se levanta las polleras, sus muslos son morenos y a la luz de la luna se vuelven marfil—me pone a horcajadas sobre ella—cacha cacha me dice y yo con mis palmas chicas pego en esas nalgas que desde mi mirada todavía pegada al suelo se ven enormes.

 

SUEÑOS Y CUANTOS    

Unos físicos señalan después de investigar por años que existen  infinitos mundos paralelos. Y que si se intentara una medición cuántica, estos se desplegarían como un abanico de incontables dobleces—imperceptible para nosotros pero que sin embargo pueden provocar alteraciones—en este universo nuestro en que habitamos. Lo que no conocen todavía es lo que he estado fabricando  en sueños. No están tan despistados con la palabra infinitos.  Yo no puedo hacer que calcen en un solo conjunto todos los diversos lugares que visito por la noche, más de una vez, en más de una ciudad, o campo, o territorio. Ahora puedo respirar tranquilo. Ese producto de mis sueños que va tomando consistencia está lejos de ser un calidoscopio monstruoso, un abigarrado aborto que nacería muerto ahogado en los humores de sus incoherencias. Se trata de una flor de diferentes pétalos, cada uno un mundo paralelo, una de las mil flores que habrán de florecer. 

 

COMO UN ÁNGEL EN MANOS DE UN BARBERO

(Arthur Rimbaud)

Vuelvo a Santiago, después de años afuera. Necesito un corte de pelo, mi melena gringa, muy vistosa. Medio espirituado, los choferes de taxi y los peluqueros son soplones de la dictadura, es un secreto a voces, me siento en la silla. El peluquero dice que se nota que vengo de afuera—será por la ropa, algo en el acento—. Aunque vivo en Canadá por precaución o persecuta le digo que estoy viviendo en Mendoza, en la Otra Banda. “Ah”, me dice “viví allá como cinco años antes de volverme a Chile”.

 

EL OCASO DEL DETECTIVE

El inspector Llanos se aferraba a la pega con dientes y muelas, quizás este iba a ser su último caso.  La Dirección le había ido quitando paulatinamente recursos humanos y materiales, hombres de punto fijo, aduciendo en su momento y con razón la poca importancia de esa determinada pesquisa, un caso de tantos, que se repetían hasta el hastío en todas las megaciudades del continente. Además estaba en el trasfondo la cercanía de su jubilación, él había mantenido esa costumbre de dejar pasar el tiempo en la oficina, en el terreno, como esperando, o quizás intuyendo algo con su nariz de viejo sabueso pesimista, un golpe fulminante del destino, un ataque al corazón, una conseguida en la pega que lo pusiera de patitas en la calle sin derecho a la perseguidora. Últimamente no le habían querido asignar ni siquiera un paco de punto para su caso. Seguramente la Dirección pensaba que él era un asunto cerrado para ellos y no había nada que justificara seguir gastando en él muchos recursos, asignarle más gente. Además, que en lo que respecta a la virtualización del Servicio, él se consideraba un detective a la antigua, y pese a que no desconfiaba de la tecnología, creía más en la intuición, el trabajo del inconsciente, el regalo fortuito del azar.

 

Textos inéditos

 

 

 

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Jorge Etcheverry Arcaya, Chileno, vive en Ottawa, Canadá. Profesor de filosofía, máster en lengua y literatura hispánica, doctor en literatura comparada. Fue miembro de la Escuela de Santiago y el Grupo América, agrupaciones poéticas chilenas de los 1960-70. Textos suyos de poesía, prosa y crítica han sido publicados en diversos países en revistas y libros en castellano y traducciones al inglés, francés, italiano y portugués. Ha publicado arte en diversos medios y formatos, en papel y virtualmente. Sus últimos libros son Clorodiaxepóxido, poemas, Chile, 2017; Los herederos, novela de ciencia ficción, 2018; Canadografía, antología de prosa hispanocanadiense, Chile, 2017; Samarkanda, poemas, Canadá, 2019; Outsiders, narraciones en inglés, 2020; Orejas y vanguardias, Chile, 2024. Recientemente aparece en las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena, Chile, 2018; Antología de la Revista Entre Paréntesis, de Chile, 2018; Antología de la poesía chilena de la última década, (Chile, 2018), Antología mundial de poesía; La papa, seguridad alimentaria, Bolivia, 2019; Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d’aujourd’hui (France 2021). Es colaborador y miembro del comité editorial de la revista Entreparéntesis, de Chile y Embajador en Canadá de Poetas del Mundo. 

 

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