Narrativa chilena actual | Situaciones (III)

«Para variar y a eso de las cuatro me voy a tomar un short dark roast, justo lo que necesito ya que a estas alturas el small es mucho para mí y creo que me desvela, aunque soy muy autosugestivo, y eso corre en la familia. Mi hermana a veces anda como tuna y al día ni siguiente no puede ni caminar. Tiene la conexión psicosomática más estrecha que he conocido.»

COMUNICACIÓN Y CRISIS

No contesta. Trato otra vez. Sin resultados. Texteo. Lo mismo. No hay ni siquiera un mensaje telefónico. Un poco inquieto la llamo al trabajo, lo que ella me ha prohibido terminantemente. Ella no puede hacer o responder llamadas o textos personales en horas de trabajo. Me fumo  nerviosamente el tercer cigarrillo del día, y sólo son las once de la mañana. A pesar de la ansiedad no me atrevo a apersonarme en su departamento, mientras la sedosa voz de la recepcionista me informa que no se ha presentado en la oficina desde hace una semana, que no hay caso que siga llamando, porque como están las cosas—y aquí la mujer parece perder la compostura con que atiende las llamadas—no es seguro que la próxima vez que llame va a haber una oficina, un edificio al que llamar, y a lo mejor ya no habrá ni teléfonos, termina la secretaria casi histérica antes de colgar. Parece que la situación está teniendo sus efectos sicológicos, lo que siempre pasa en las crisis, pienso, cuando la verdadera dimensión de las cosas se abre camino trabajosamente por la densa materia gris de los procesos mentales de hombres y mujeres, resultando a veces—a medida que la imagen real de lo que está pasando toma cuerpo—en una desesperación profunda y paralizante o en histeria frenética.

 

CUENTOS DEL TÍO

El tío cuenta cuentos en su silla de paja, en medio de otra de sus peroratas. Una barba incipiente le florece la cara. Anonadado combate espejismos de su infancia en un país de montañas y costas, de múltiples verdes. Surcado de pájaros, algunos de los cuales revoloteaban arriba, que emiten llamados de apareamiento alarma y guía. A su espalda la Cordillera de los Andes. Al frente el mar Pacífico. Muchos kilómetros al Sur la Capital devora el paisaje. Mucho más al norte se estira el desierto. Surgen en las calles los rumores del diario vivir, circulan perros, se desperezan gatos, silban o chiflan los hombres, rugen los motores, se pueden escuchar desde el cerro. Los que lo rodean le dicen “Cuéntame un cuento tío, que no sea un cuento del tío”.

 

EL TESTAMENTO DE ELIZONDO

La familia se congregó en el despacho del abogado. Después de casi una hora una secretaria de pelo platinado restregándose las manos informó a los concurrentes, sumidos en la meditación expectante, el aburrimiento y la ansiedad, que el abogado Romero, encargado por la firma para el caso, no había aparecido esa mañana. Se lo esperaba a las diez pero eran más de las once, eso no lo dijo pero estaba en la mente de los concurrentes. Un joven de cara larga, de terno, consultó su reloj, miró a la niña pero no dijo nada. La familia de Elizondo debía esperar o ausentarse de la firma, abandonar el despacho. La natural inquietud de los concurrentes, la nerviosidad de la funcionaria de la firma, una de las más prestigiosas, indicaban lo inusual e inesperado de la situación. Algunos parientes venidos de otros países no sabían a qué atenerse: ¿era común ese tipo de situación?

 

SIQUIATRA Y EXILADO

En realidad, él no tenía ni motivo para ir a su país de origen, menos aún sintiéndose como se sentía cuando volaba. Si me hubiera dicho “Mire, tengo que cancelar mi próxima cita con usted. Me estoy yendo por unas semanas a Chile, siento que tengo que ir. Como usted sabe me tuve que venir apurado, a amigos míos los metieron a la cárcel, perdieron las pegas, tuvieron que salir. Ahora quiero ir a ver cómo el país se las está arreglando, cómo están ellos, cómo están, si siguen los viejos problemas, y en una de éstas me quedo, después de todo yo viví allá más de la mitad de  mi vida, nunca voy a encajar acá». Pero no me dijo eso. Y si lo hubiera seguido viendo, podría haber tratado por ejemplo el Psicodrama de Moreno. Para él hubiera sido buena una cosa así, en que el paciente representa un papel y muestra las cosas relevantes. Hubiera sido hasta fácil, porque el tipo tiene una misma fantasía que se le repite, o mejor dicho un sueño, un sueño diurno: le gustaría producir una película, dirigirla, actuar en ella, contratar a los actores, los extras, producirla (y vender los boletos y las cabritas de maíz. Es un chiste). Si tuviera los medios, y una personalidad más sociable, dice, aunque yo lo hallo bastante sociable, tiene don de gentes, es medio coqueto y metido en política. Le pregunté si se acordaba de una historia en particular, sobre la que se basaría esa película. «Por supuesto», me dijo «Hasta tengo un libreto». Me quedé callada. ¡Por fin!. Después de meses de darle vueltas a su vida laboral y sexual, su sentimiento de culpa y su miedo a volar, que al comienzo creí que se relacionaba con un problema de impotencia, había dado con algo duro, estable, como un cuesco. Ahora podía iniciar su tratamiento.

 

PEDAZO DE CARNE 

“Un pedazo de carne”, me dijo por teléfono, cuando al fondo del pasillo tomé el aparato comunal del piso, para así apagar el escozor de la chip en el parietal que me anunciaba que tenía llamada. Mi compañero de cubículo dormía en su litera, los ojos cubiertos por anteojos negros de plástico, los oídos taponados. En el auricular le dije a ella “defina pedazo”,  imitando esa voz robótica que tanto la divertía. Se rió al otro lado de la línea. Entonces le dije “defina –de carne –”. Me dijo “carne, carne real, tiernecita, verdadera, no hidropónica”. A esos refugiados de la última Guerra del Agua—al menos esos dicen sus papeles—les  conseguí un lugar en la lista de espera para que se entrevisten con un funcionario de Viviendas antes del invierno. Estaban tan contentos, a lo mejor no tendrán que pasar el invierno en la calle. En el país de ellos es corriente hacer un regalito, aunque sea pequeño, cuando se les hace un favor”. Pero pensé “carne, un pedazo de carne”, si ya ni quedan perros en las calles y la carne de veras es carísima y racionada. Pero me acordé de dos dichos, uno muy antiguo “en la duda abstente”, y otro bastante popular en el país de donde viene mi familia “a caballo regalado no se le mira el diente”. Entonces seguí hablando con ella un par de minutos, concertando los detalles de la cita.

 

VASCOS HABLANDO Y PUNTO

Para variar y a eso de las cuatro me voy a tomar un short dark roast, justo lo que necesito ya que a estas alturas el small es mucho para mí y creo que me desvela, aunque soy muy autosugestivo, y eso corre en la familia. Mi hermana a veces anda como tuna y al día ni siguiente no puede ni caminar. Tiene la conexión psicosomática más estrecha que he conocido. Bueno, pero ya me estoy yendo otra vez por los cerros de Úbeda, como dicen los godos que todavía mantienen su yugo sobre Euskal Herria, vulgo (ustedes), país vasco (es un chiste para alivianar la lectura).Y hablando de vascos es que aparece Eukeni Zugarramurdi, nada que ver con las brujas del pueblo homónimo en el país vasco, pero él mismo reconoce que su apellido es patronímico y a lo mejor, dice, lo más seguro es que venga de ahí. Pero a lo que iba. Él sabe que hace años (como 15), cuando fui a mi país natal para un encuentro literario me andaban buscando de la televisión vasca para hacerme una entrevista que nunca se concretó y alguna vez un pedazo de un texto mío apareció traducido al euskera en una antología virtual de poesía vasca, también hace añitos. Pero más que crónica esto ya está pareciendo cachetoneo. Mi hermana, la que ya mencionaba, siempre me decía que yo desde chiquitito era un poco centro de mesa. Entonces, Eugenio (Eukeni) para el lector más o menos lento que no se haya dado cuenta de que el nombre entre paréntesis es el equivalente en vasco, me dice el objeto de la cita de esa tarde. No es que ninguno de los dos, bastante entrados en años y medio jubilados, tengamos mucho que hacer, sino para darle un poco de orden a nivel mini micro al mundo, un poco de formalidad en medio de este planeta que parece que se desgaja a ojos vistas. O a lo mejor es cosa de edad.

 

FRAGMENTO DE UN ESCRIBA 

La lista de los demonios es multitudinaria, la de sus reinos es más breve. Cada vez que se descubre en algún lugar apartado a una mujer que oculta a un retoño no inscrito y se sacrifica a ambos ante la población congregada, los corimbantes recitan en su letanía nombres de los demonios—que pueden variar en número y orden—y la lista de los Reinos del Mal, que se repite completa en cada ceremonia. Territorios y ciudades en que por siglos se produjeron los letales líquidos negros cuya inflamación, cuyo consumo, terminaron por ahogar de vapores ácidos a la tierra, ella la antes por todas partes poblada, de innúmeras ciudades, tachonada de cielos a veces límpidos, ríos claros y selvas verdeantes. Con todo eso terminó el humo visible o invisible del pastoso líquido color noche cuya explotación proclamaron y ejercieron esos reinos regidos por demonios de diversa faz, diversos idiomas, profesadores de diversas creencias, solo aunados por la avidez que puso fin a los límpidos cielos, a los poblados mares de otrora.

 

 

Textos inéditos. 

 

 

 

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Jorge Etcheverry Arcaya, Chileno, vive en Ottawa, Canadá. Profesor de filosofía, máster en lengua y literatura hispánica, doctor en literatura comparada. Fue miembro de la Escuela de Santiago y el Grupo América, agrupaciones poéticas chilenas de los 1960-70. Textos suyos de poesía, prosa y crítica han sido publicados en diversos países en revistas y libros en castellano y traducciones al inglés, francés, italiano y portugués. Ha publicado arte en diversos medios y formatos, en papel y virtualmente. Sus últimos libros son Clorodiaxepóxido, poemas, Chile, 2017; Los herederos, novela de ciencia ficción, 2018; Canadografía, antología de prosa hispanocanadiense, Chile, 2017; Samarkanda, poemas, Canadá, 2019; Outsiders, narraciones en inglés, 2020; Orejas y vanguardias, Chile, 2024. Recientemente aparece en las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena, Chile, 2018; Antología de la Revista Entre Paréntesis, de Chile, 2018; Antología de la poesía chilena de la última década, (Chile, 2018), Antología mundial de poesía; La papa, seguridad alimentaria, Bolivia, 2019; Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d’aujourd’hui (France 2021). Es colaborador y miembro del comité editorial de la revista Entreparéntesis, de Chile y Embajador en Canadá de Poetas del Mundo. 

 

 

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