Poesía chilena actual | Jorge Etcheverry: Poemas desde Canadá

LA POESÍA
 
 Ese género
 Que nos decían es para expresarse
 ¿de qué estamos hablando
 Con todas esas canciones, videos
 Las posteadas en el Facebook en Twitter
 En las así llamadas redes sociales?
 Con todas las resmas, perdonando la imagen anticuada
 De papel con afirmaciones humanistas
 En un momento (nos carga el vocablo tiempo)
 En que se reiteran los buenos propósitos y sentimientos
 Con los que en general estamos de acuerdo
 Pero que parecen que no llevan a ninguna parte
 Si no es por los contactos
 Los partidos
 La red de amistades y conocidos
 Que permiten llegar a algún encuentro internacional
 Ojalá prestigioso
 En que más o menos se dicen las mismas cosas
 Pero en que a la postre
 Se conoce gente, se toma se conversa
 A veces gente del uno
 Pero de ahí para dónde vamos
 Es que a lo mejor estamos pegados en una imagen romanticona
 Suponer un más allá para este quehacer
 Es casi ridículo
 Pero una voz nos dice
 A lo mejor esa chiquilla, la poesía
 dice
 “a ver cabros, o cabras
 Echémosle pa delante porque patrás no cunde”
 Y en una de estas
 y no creo que deba editar esto antes de ponerlo
 en estas circunstancias
 Porque prometo que esto no lo voy a publicar
 Es que estoy con unos tragos


 

LA ÚLTIMA DE TINTO
 
 Lo juro
 Que se fue en dos horitas
 y seis puchos
 aunque oficialmente no fumo
 Pero 
 Por mi madre y mi abuela que en paz descansen
 es la última minifarra
 Privada
 quizás la penúltima
 Para mi cumpleaños
 Que se avecina
 va a ser la definitiva
 Después vendrán las caminatas
 el pescado y el tofu
 Me embarga la vergüenza
 de sacar mis trapitos al sol
 Si la poesía no sirve para esto
 mejor me jubilo de veras

 


 DE LA RISA Y LA SANGRE 
 
 Eran otros tiempos
 Otra ciudad 
 la de diarios matutinos con espacios en blanco 
 por los recortes a última hora
 que ordenaban los militares
 Desaparecían los periodistas
 junto a sus reportajes
 Pero la gente se contaba en las fiestas
 chistes sobre el pinocho
 Le imitaba esa voz gangosa
 tan chilena
 Aunque los comentaristas radiales
 fueran hechos callar para siempre
 y sus comentarios reemplazados
 por el hit más a la moda
 Otro continente, claro
 Los espacios y sujetos 
 han cambiado
 pero el humor puede seguir siendo
 arma de combate
 sinó pregúntenselo a Parra
 Eso sí 
 Van a tener que andarse con cuidado
 No sea que la interpretación torcida
 de algún libro sagrado
 O algún oficial de civil
 o de uniforme
 —ya más al viejo estilo—
 Encarnando al poder que sea
 Los borre de esta tira cómica
 Del mundo
 


 LA VIDA EN SUEÑO
 
 Me despierto
 A lo mejor no
 La veo sentada al borde la cama
 Me dice 
 “mira Jorge
 Ya sé que soy conmovedora
 y ando siempre ocupada
 Pero no invoques mi Santo Nombre en vano
 Para sacarle el poto a la jeringa”
 

 

LEYENDO A RIMBAUD
 
 Hay un poema en las iluminaciones
 No lo voy a consultar textual
 aunque debe estar en la red
 se llama en español Oración de la tarde
 Al final el poeta sale a mear
 Y hay unos heliotropos
 En otro del mismo libro 
 Arturo empieza a hacer un inventario poético de flores
 al final se cabrea
 y manda al lector a buscarlos en el libro
 De un especialista
 en flores y plantas
 Lo cotidiano empapa la poesía
 Terminar un poema es una lata
 
 
 ANTES
 
 En los albores humanos
 de la especie que se abría en abanicos
 esos homínidos que nos dieron lugar
 No había fronteras 
 sólo accidentes naturales, las hordas
 llevaban de valle a montaña
 de estrecho y planicie a mar a continente
 su fuego su cultura que empezaba a balbucear
 Quizás ahora estemos 
 en una Manvantara que se inicia
 o que termina
 Las fronteras que resultan de las anécdotas del poder
 de milenios
 de invasiones guerras colonizaciones saqueos
 se ven perforadas
 por multitudes otra vez desplazadas
 por los cuatro ámbitos del globo
 Con sus escasas pertenencias
 o solo con su vida y su familia
 Por un mundo que unen redes comerciales
 rutas marítimas y áreas
 redes virtuales
 carreteras que a veces atraviesan continentes
 Esos grupos se desplazan por arterias
 de metal y concreto
 El poeta me dijo el otro día
 “Jorge, no sé si debamos lamentar
 o celebrar la globalización que le dicen
 cada letra se baña en sangre
 pero en lo recóndito
 Me atrevo a decirte
 Titila una luz”
 A lo mejor en una de éstas
 y pese a todo el sufrimiento
 los caudales humanos 
 que se cuelan por las cercas fronterizas
 puede que sean la semilla de un futuro
 Un poco la calma de la mar
 después del tifón
 Un mundo hermano
 Sin fronteras.
 
 

LALGARABÍA

 

alborotaría

la urbana demografía                                                                 

de bocinazos cacerolazos

permearía las ventanas de los cubículos

más altos a los retículos de corazones mentales

desataría en esa alborada algarada multivoces

multícaras que se solucionan resuelven

gesticulantes en puños fogatas

buenas y de las otras aclaremos las que prenden barricadas

de madera chatarra heroica que ardeparriba

metafóricamente no pabajo idem el fuego cizaña malo de vándalos

dicho sea de paso pueblo bárbaro—de “bar bar” como los griegos le decían a esa otra gente que hablaba algo que les sonaba como eso—de los pulentos vándalos que en el siglo V les daban dolores de cabeza—testa—a los romanos

ahora bien según la Wiki “la palabra vándalo se utiliza para hacer referencia a una persona o un grupo de personas que actúan de la misma manera, organizadamente o no, para destruir, robar, saquear y violentar propiedades privadas, etc.”

pero como decía esa chiquilla dirigente estudiantil en una laaaarga entrevista muy reciente que la gente quemaba todo a fines del año 2019 pero no tocaba ni a las escuelas ni a los bomberos

entonces está esa cosa del instinto de las masas del pelao Lenín, aunque de conciencia política na que ver parece aunque hay unas semillitas básicamente a nivel comunal

pero volvamos            

La algarabía que nos llega a la terraza del edificio que quizás no aguante el último pencazo avecinable del terremoto que venga

algazara a los pájaros, gaviotas, palomas, humildes zorzales que se apersonan a la terraza del edificio

porque adivinan avizoran en algunos hilos o filamentos de ese vasto tejido polícromo sonoro las hebras de la REVOLUCIÓN. 

 

PERSECUTORIA

Me he cambiado de ropa y de ciudad y yano camino por la calle a las mismas horas ni duermo todas las noches. Alteré desde mis hábitos alimenticios hasta el diámetro de mi cintura. Ya no persigo ningún tipo de pájaro fantástico con los ojos enrojecidos, el cerebro achicharrándoseme adentro del cráneo (grueso) mientras la fiebre cubre mi frente de un agua caliente y salada. 

Enhorabuena, enhorabuena. Esas son las voces de los más sensatos que sin necesidad de comunicarse, de recibir ningún mensaje, ahora salen a la puerta de sus casas modestas pero bien cuidadas a saludar mi paso de réprobo arrepentido.

En algún lugar de estas vastedades, unos batracios, al menos eso parecen en medio de las sombras que los cobijan aún de día, ya que evitan el comercio con la luz y hurtan la cara, aún deciden entregarse a veces a urdir y desurdir negros ovillos de lana sucia. Tienen la vana esperanza de que sus maquinaciones inmundas, de dedos sarmentosas y narices chorreantes, que tosen todas las toses, tengan el poder de volar hasta mí con sus blandas alas pesadas, purulentas. 

Hemos de esperar su aniquilamiento súbito, quizás cuanto todo el globo perezca consumido por el fuego, aunque sea mental. Cuando la vieja cáscara se separe del limpio y liso hueso, que brillará entonces como de mármol incandescente anunciando a los nuevos hijos de los hombres el nacimiento de una al fin definitiva pureza.

Una solución así de extrema sería la única que podría aventarlos de la tierra pero mientras cavémonos más blandas y seguras cavernas en la Madre Tierra para evitar sus ojos

O si nó perdámonos en el laberinto de las modernas megápolis, contribuyamos a su complicación (por ejemplo con estas palabras) 

Vistámonos como los demás y salgamos a sus horas 

Así no sabrán a quien seguir                   

Sólo sus turbios pensamientos nos inquietarán levemente cuanto nos entregamos a buenos sueños, poblados de jóvenes mujeres desnudas, de cielos abiertos y animales dóciles.

 

LA YOLI

La Yolanda Pizarro Nómez, la Yoli, debía haberse llamado Nehme sino fuera por el funcionario que le escribió el nombre a su abuelo cuando llegó a Chile del Líbano—les decían turcos porque en esos tiempos del imperio otomano etc. y no vamos a entrar en esos acápites históricos—los lectores se van a tener que quedar pillos en esto

Se mete al MIR por ahí a comienzos de los 70 y después del golpe anda como pantalla con los líderes y por otro lado se las arregla para seducir a un milico oficial secretario de la junta, me pasa los teléfonos de los Cuatro Generales y yo a mi vez se los doy a una niña de la resistencia socialista en un traque falso en el Parque Forestal

La Yoli ocupa el lugar que le habían dado a su papá en la Vicaría para salir del país—él le dijo que se iba a para seguir resistiendo—estas cosas son privadas, claro, pero ella se murió en Chile y yo estoy afuera 

Estuvo unos años en Irlanda trabajó con otros exilados chilenos en una fábrica pero no los dejaban tranquilos ni a sol ni a sombra, no querían que se fueran a meter con la Irish Republican Army, pero ni a misa, había también algunos troskos exilados y no les gustaba para nada esa cosa confesional católica que tenía la IRA

Entonces se vino a Canadá                                   

Muy en borrador perdonen esos datos, pero me acuerdo que a fines de los sesenta o comienzos de los setenta tradujimos en el departamento de la Yoli en Nataniel con otro cumpa de la Escuela de Santiago unos textos cortos de Beckett para un número de la revista Orfeo que nunca se publicó

Mala onda llegó el golpe el exilio y esas cosas que se quedaron en el tintero, pero dada la situación en general, global, como se dice es mejor ahora que paremos aquí.

 

ESTADO DE COSAS

No ya de aeroplanos en bandada que incendian cultivos como carpetas de variados matices difuminan ríos en vapor cambian el perfil de las ciudades

Ni de ejércitos que como enjambres de hormigas atraviesan fronteras siegan hombres y jóvenes violan mujeres

Eso era antes—dijo—ya no habrá más masacres saqueos incendios alteración de bordes envenenamiento de cultivos incendio de selvas

Las ciudades podrán alzar sus rascacielos sin asco cristalizar sus centros desparramar sus periferias y medrar de los ríos mares de gente que llegan a sus puertas se agrupan en sus bordes

Las naciones podrán adorar a sus dioses multiplicarse en vastas armadas que nos darás sus órganos su fuerza de trabajo su poder adquisitivo—si lo tienen.

Esto es lo nuevo lo que viene. Dijo esa voz en sueños

 


 
____________________
Jorge Etcheverry (1945). Poeta, novelista, traductor, profesor y un largo etcétera. A fines de los años 60 formó parte de la Escuela de Santiago, grupo de escritores que audazmente confeccionó una antología poética en la ya legendaria e imprescindble revista “Orfeo”. Esta selección se llamó: “33 nombres claves de la poesía chilena” y fue publicada en 1968, lo que produjo en ese momento discusión y polémica, pues excluyeron de ella a algunos autores de la poesía lárica. Claramente eran otros tiempos, donde aún se debatía sobre poesía y esta podía producir “escándalos”.

Este multifacético artista, como muchos otros se fue al exilio y vive hace muchos años en Canadá, donde ha seguido produciendo una vasta obra. Desde ese frío país del norte envió a El Mal Menor una muestra de sus poemas, de los cuales decidimos publicar algunos que, nos parecieron, podían dar cuenta de su trabajo y estilo literario.

En la selección –arbitraria– que hicimos, destacan algunos textos que nos hablan de la poesía y la personal visión que el hablante tiene de esta. También, incluimos otros con una mirada retrospectiva y, a la vez, anticipatoria del mundo que le ha tocado vivir a este poeta aún vigente.

 

 

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