Testigo ocular | Paz Molina Venegas

La poesía de Paz Molina Venegas (Santiago de Chile, 1945) se puede considerar como parte del guion esencial de los años ochenta, identificándose por ser crítica con un trasfondo en las asimetrías sociales tradicionales y los convencionalismos. Acompaña esta veta crítica con trazos intimistas, que dan cuenta de los miedos que surgen de la atmósfera atisbante de la poeta en cuestión. Su obra se inaugura en 1980 con la publicación de “Memorias de un pájaro asustado”, habiendo dado a conocer luego media docena de poemarios.



SELECCIÓN DE POEMAS



ACROBACIAS


Hombres pequeñitos emergen de un vocabulario fastidioso

armados hasta los dientes, proclamando signos pálidos

que atemoricen al más incauto y hagan dichoso al oportuno

que se haya conseguido un cuchillo con que apuñalar al ortodoxo.


Conviene que cada uno coja su cuaderno de idolatría

para cabalgar precisos en una cacería de erratas

y aserruchar el violoncelo de la maestra

que tirita de aburrimiento en un rincón del gimnasio.

Es útil que convengamos en una clave de asuntos

que resten importancia a las palabras y confieran vigencia

al mediodía (impostor en cuclillas que permite la burla

y convierte en alondra a la señora de peluquería)

Es importante que acudan a nuestro campanario

los aspirantes a poetas y los trapecistas cesantes.

Haremos un certamen de acrobacias multifacéticas

que cada uno se desnude y salte a su manera

ver abalanzarse un torso dorado como una medalla

hasta rozar peligrosamente con el muro

luego esperar con calma a que se lance el más valiente

despojado de todo contacto con enciclopedias

y dispuesto a enmudecer para siempre si fuera preciso

después de bautizar los retoños del escándalo.



CONDICIÓN Y ALARIDO


Y me ha dado la gana

de ser libre de condición

y de alarido

al medio de la calle

hurtado el cetro a la canalla

oficialmente constituida en mí

me hago presente


Me vierto en mi dominio

de lujoso desvarío virginal

Productores ufanos de quimeras

lánguidos sacristanes

me devoran


Me urjo a lo contrito

y me doy vale de fracaso

triunfalmente acosada

sin menoscabo de lo simple

me convierto en gimnasta

me doy de golpes en el pecho

me transformo en ventana

                                       y me columpio



TAN SOLAMENTE


Yo rivalizo conmigo:

No estoy a la altura de mi condición.

Me topo con sorpresa contra mi propio yo.

Me sucede que no canto como quisiera.


Balbuceo y escucho una lejanía.

Tímidamente me alzo en lluvia.

Escojo, por no dejar, un nombre para darme.

Y no me siento interpretada.


Tan torpe como soy. Tan solamente.

Tan única y tan ella y tan dolida.

Y la gran carcajada que me gasto.

Y las ganas de ser y de quebrarme.


Rivalizo conmigo y esta pugna

vagamente grosera me invalida

las mejores gestiones amatorias.

Y mi propio amor, mi boca para el beso

mi discutible condición angélica

se me van convirtiendo en impostura.



VESPERTINO


Qué pálido el reflejo de la conciencia

en el comedor de los otros

cuando anochece y no hay lumbre

cuando anochece y no hay madre.

 

Así apenas la canción

apenas el polvoriento afán

del verbo en su escondrijo múltiple

 

A qué controvertir ya tantos soles

A qué tanto amanecer y de rodillas

 

Sólo que me contuviese la alegría

Sólo que la alegría me fecundase.



HISTORIA DE ÁNGELES I


Entonces fue que el ángel se acercó y dijo:

tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento.

Luego, haciendo ondular su oscura cabellera

se hundió en la incertidumbre de su concepto


 Intentaba el ingenio comprender los alcances del ángel

entre fiebre y bostezo, vagas contemplaciones;

pertinaz, sin embargo, se enfrascaba en conciertos

de incomprensible música, salvaje y presuntuosa.


Tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento.

Y su cadera trascendió la condición humana.

El Único, obstinado, doblegó el idioma

y lo hizo parir la flecha.


Quiso luego ejercitar su arco inconfesable.

Premunido de un cóndor se dispuso a la barbarie.

Y no logró más quietud que un deambular inédito

por las inmediaciones del hastío.


Quiso luego la forma, cogió su flecha,

la cadera del ángel se apagaba a lo lejos

hacia ella apuntó con intención diabólica

y un alarido turbó la paz inadmisible.


Tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento

dijo el Único al Ángel

y lo ensartó en el infinito. 



HISTORIA DE ÁNGELES II


Yo quiero una mujer para apagar mis ansias,

dijo el ángel, y un gesto obsceno le oscureció el semblante.

Estoy harto de alas y miriñaques,

ahora quiero deshonrar mi estirpe entumecida.


Quiero unos pechos vastos, formidables

en extensión incierta como pensamientos humanos;

que se hundan en ellos mis torpes manos pudibundas.

Mis antiguas plegarias han de ser besos y saliva.


Quiero una inconfesable lujuria.

Se subleva mi espíritu macilento

mi espalda sudorosa se inclina sobre un cuerpo

que parece ardorosa convulsión del infierno.


Quiero un goce satánico

dos piernas que agonicen de estertor

y dos manos que perturben mi agónico sentido.


No recuerden mis cánticos.

Mis alas están yertas.

Tan sólo quiero una mujer

y su nefasta dulcedumbre.



HISTORIA DE ÁNGELES III


He pecado se dijo el ángel y una

repentina oscuridad asomó a su mirada

(antes sus ojos eran dos alondras)

dos pájaros muertos se asomaron a sus ojos.


He pecado y debo aguardar mi castigo.

Mientras tanto

cavaré una tumba

para dos pájaros muertos. 



HISTORIA DE ÁNGELES V


No quiero tu castigo, Señor, apiádate

No he de volver al mundo con este traje estúpido.

Pisotearé mis alas de cartón.

Escupiré la muselina barata de mi túnica.

Arrojaré al infierno mi aureola plastificada.

Y si has de llamarme nuevamente rebelde

Quiero volver a la tierra como el más oscuro de tus hijos. 



MOVIMIENTO


Hay que mover la vida, hay que menearla

como la cola de una lagartija.

Hay que alzarla como un paraguas rojo.

Hay que ensartarla en el tiempo

como un puñal de oro.


Y que huya la muerte con sus dientes de plástico

que corra infeliz

que sienta escalofríos.


Hay que mover la vida

con un movimiento de tren imprevisible.

Que cruce las fronteras de lo mágico.

Que pague los pasajes definitivos.


Y en asiento de primera clase

observe su propia carrera por la ventanilla

presurosa de una premura insufrible,

atareada en la perspectiva de lo último.



MEMORIAS DE UN PÁJARO ASUSTADO


Yo vivía contigo

en el rincón más protegido de la sorpresa

guardábamos juntos la entonación precisa

de las horas.


Y así fue que comenzó nuestra historia de impiedades.

Tu moral y la mía carecieron de la fuerza necesaria.

Yo brincaba

en la esperanza de conducirte de la mejor manera

a otro lugar, menos definido,

a un sitio perfecto

para el alumbramiento de la forma.


Y ahora suena arcaico decir ¡Ay de mí!

No es vigente reclinarse desnudo contra el trébol.

Se considera al borde de lo promiscuo

un beso arrebatado a todo lo que dan las intenciones.

Por eso, ave amiga, tengo que transitar

con este aspecto de funcionario público.


Y yo que habría querido ser mago.

Apagaste mi lámpara

y me quedé colgando en tu insolencia

como un pájaro asustado

recordando sin motivo

su peor cautiverio.




OBRAS 


Memorias de un pájaro asustado (1980)

Noche valleja (1992)

Cantos de ciega (1994)

Neruda aparta de mí esta sombra (1996)

La boca del miedo (2002)

Verbosa dama súbita (2004)

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