Testigo ocular | Ximena Rivera Órdenes
Poeta chilena nacida en Viña del Mar en 1959. Producto de una infección hospitalaria fallece en 2013 en el hospital Carlos Van Buren. Su breve obra, sin acentos externos, solitaria, dialoga con el deseo profundo y frágil, construyendo discursos en los que muestra su extrañeza ante sí misma y ante el mundo. Su primera publicación fue “Delirios o el gesto de responder” (2001). En 2016, Ediciones del Cardo editó su obra completa. Selección de Poemas * YO RECUERDO UN ESTADO de la noche, una especie de olvido sumamente físico, un olvido cósmico, por decir algo, que para ustedes se manifiesta en sueños. Es una navegación que me lleva de mi nombre hacia la noche, noche abajo; un viaje nocturno, una ruta por un brazo de la noche, que soy yo misma. Me digo Ximena para reconocerme, me nombro, y lo olvido. Ya sé: es la locura que viene, y en el río de aquella noche lloro con un llanto que corta la piel y reseca la lengua. Cuando salgo de puerto, de inmediato reconozco el hecho insólito de una nueva lengua: me creo en otro país, por lo tanto, estoy en otro país; ningún nombre está sujeto a sus cosas, los nombres están salidos, idos de sus cosas. Todo es intercambiable, pero en un principio entendible y aceptable. Por ejemplo: la calle es un río, la pared un árbol, mi bebé un ícono. LA MÁS POBRE DEMOSTRACIÓN DE AMOR I No basta el recuerdo de los cinco días que le precedieron no basta mi presencia ni la medianoche ni la esperanza siempre no basta, sabemos que no basta que los hijos son otra cosa siempre. Ahora callo entre la niebla y las sombrías aguas. La contemplación de la vida de Valeria se clava en mi corazón como una estaca. Yo sospecho que me será negada la alegría que seré dividida en muchas voces que el corazón no muere cuando uno cree que debería. Fui con hojas resecas a visitarla fui con hojas siempre hojas heladas, verde olivo hojas, hojas llenas de códices fui verdad solitaria y sola. II Recuerdas, mi niña, la tarde de Santiago. Ese momento, esa desdicha, esos golpes que escuchamos como un plaf en el cuerpo de la desconocida. Mi recuerdo, Valeria, la convierte en historia en guion, en argumento pues ese cuerpo persiste en mí como la costra de cemento que soporta la tierra que esparcimos y que ahora dibujamos para representar otras historias. III Valeria está dormida sus pensamientos están dormidos. Valeria está dormida sus piernas y sus pies están dormidos. Valeria sueña en la butaca en sus manos un cucurucho de palomitas de maíz restos de mazapanes y dulces eso es lo que creo. Y después es la película de Coppola lo que ha entrado en mi corazón él ha levantado el corazón de los antepasados él ha levantado el corazón de los que nos precedieron y nosotros hemos buscado el corazón de los antepasados y de los que nos precedieron y él me ha dicho que hay que buscarlos y yo los he buscado y los he encontrado y él me ha dicho que hay que matarlos y yo los he matado y él me ha dicho que tome mis escritos y yo le he dicho que no quiero mis escritos que no me importan mis escritos y él me ha dicho que tome lo que quiera como ejemplo en mis escritos y yo entonces he alargado mi brazo en la butaca y he tomado el obstáculo mayor que es su mirada del mismo modo que el obstáculo mayor que es su mirada del mismo modo que el obstáculo mayor son mis escritos los cuales no me han impedido que yo tome como obstáculo mayor a su mirada pues el mal de mi cabeza no puede impedir que tome el obstáculo mayor como son su mirada y mis escritos. Y si el mal está en mi cabeza, Valeria yo no he retirado el mal yo no lo he puesto fuera, y si el mal está en los orificios de mis narices yo no he retirado el mal yo no lo he puesto fuera, y si el mal está en los orificios de mis ojos yo no he retirado el mal yo no lo he puesto fuera, y si el mal está en los orificios de mis oídos yo no he retirado el mal yo no lo he puesto fuera. Yo no he separado el bien del mal yo no te he separado de mí, Valeria no me he separado de tu cabeza de tu nariz de tus ojos de tus oídos nada más mi mano fue alargada en la butaca nada más que la película de Coppola no tiene fin. IV Valeria llega a la rotonda con la manía del zoológico en la cabeza y la promesa que va y viene de zapatones y dulces dentro de su alma. ¡Ay! Nanita las formas del cariño son grandes ¿me recuerdas? Te seguiría, Valeria, por todas partes desde Barrancas hasta Pudahuel y te llevaría al centro donde hay hermosas tiendas con banderas y pancartas para que te distraigas para que se te pase. Yo sueño volver a la tranquilidad sin arcángeles furiosos y sin el tiempo que hace daño, ya se me pasará, Nanita y seré entonces la misma de siempre la de todos los días. Dice, el especialista, que mis sueños de dormida al igual que mis sueños de despierta no son míos verdaderamente son algo agregado a mí son tránsitos, dice quizás pleitos que uno tiene con el pasado y el monótono espectáculo de bardos melodiosos que hechizan a la multitud atenta. Entonces, sin entusiasmo le pido que ponga música de radio y le hablo de la familia y le hablo de la infancia y comienzo a repetir mi nombre primero









